domingo, 13 de enero de 2008

Antología de Juan Ramón Jiménez

ANTOLOGÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


De PRIMERAS POESÍAS (1898-1902)


PARQUE VIEJO


Me he asomado por la verja

del viejo parque desierto:

todo parece sumido

en un nostáljico sueño.

Sobre la oscura arboleda,

en el transparente cielo

de la tarde, tiembla y brilla

un diamantino lucero.

Y del fondo de la sombra,

llega, acompasado, el eco

de algún agua que suspira,

al darle una gota un beso.

…Mis ojos pierdo, soñando,

en el vaho del sendero:

una flor que se moría,

ya se ha quedado sin pétalos;

de una rama amarillenta,

al aire trémulo y fresco,

una pálida hola mustia,

dando vueltas, cae al suelo.

…Ramas y hojas se han movido,

no sé qué turba el misterio:

de lo espeso de la umbría,

como una nube de incienso,

surje una rosa fantástica,

cuyo suavísimo cuerpo

se adivina, eterno y solo

tras mate y flotante velo.

Sus ojos clava en los míos,

y, entre las brumas huyendo,

se pierde, callada y triste,

en el irse del sendero…

Desde el profundo boscaje,

llega, monótono, el eco

de algún agua que responde,

Al darle una gota un beso.

Y allá sobre las magnolias,

en el traslúcido cielo

de la tarde, brilla y tiembla

una lágrima lucero

…El jardín vuelve a sumirse

en melancólico sueño,

y un ruiseñor, dulce y alto,

jime en el hondo silencio.


DE ARIAS TRISTES (1902-1903)


NOCTURNO

Yo no volveré. Y la noche

tibia, serena y callada,

dormirá el mundo, a los rayos

de su luna solitaria.

Mi cuerpo no estará allí,

y por la abierta ventana

entrará una brisa fresca

preguntando por mi alma.

No sé si habrá quien me aguarde

de mi doble ausencia larga,

o quien bese mi recuerdo

entre caricias y lágrimas.

Pero habrá estrellas y flores

y suspiros y esperanzas,

y amor en las avenidas,

a la sombra de las ramas.

Y sonará ese piano

como en esta noche plácida,

y no tendrá quien lo escuche,

pensativo, en mi ventana.


De PASTORALES (1903-1905)

Los caminos de la tarde,

se hacen uno, con la noche.

Por él he de ir a ti,

amor, que tanto te escondes.

Por él he de ir a ti,

como la luz de los montes,

como la brisa del mar,

como el olor de las flores.


De ELEJÍAS (1907-1908)


Desde este prado en flor, que el sol nimba de oro,

mi corazón se rompe hacia ti, tristemente.

La tarde va cayendo, el aire está sonoro,

una ilusión antigua palpita en el poniente…

Y como la locura de mi herida me hace

inmenso y claro y de oro, como un mar sin consuelo,

vuelvo otra vez a ti, en la noche que nace,

inflamado de sol, perfumado de cielo.



(… ¡Porque el muerto está en pie!

G. A. BÉCQUER)

Por la herida que abril ha dejado en mi pecho,

ruedan mis dulces rosas sangrientas, una a una;

de manera que este pobre cuerpo está hecho

como un jardín de grana, a la luz de la luna.


-¡Oh, cómo me florecen! Nacida una apenas,

otra se pone encima. ¡Qué ardorosas marañas

de hilo carmín! ¡Qué ocaso! Los tallos de mis venas

me alumbran a mí mismo con mis bellas entrañas-.


Y yo, solo, me arranco las rosas, porque quiero

que el camino no sea tan rojo ni tan largo…

Una rosa, otra rosa… ¡Pero nunca me muero!

El alma se me va, ¡y de pie, sin embargo!


De POEMAS MÁJICOS Y DOLIENTES (1909)


PRIMAVERA AMARILLA


Abril venía, lleno

todo de flores amarillas:

amarillo el arroyo,

amarillo el vallado, la colina,

el cementerio de los niños,

el huerto aquel donde el amor vivía.

El sol unjía de amarillo el mundo,

con sus luces caídas;

¡ay, por los lirios áureos,

el agua de oro, tibia;

las amarillas mariposas

sobre las rosas amarillas!

Guirnaldas amarillas escalaban

los árboles: el día

era una gracia perfumada de oro,

en un dorado despertar de vida.

Entre los huesos de los muertos

Abría Dios sus manos amarillas.


MADRIGAL DE AUSENCIA


Flor blanca, tibia al sol,

Música de mi alma,

¿adónde miran los dos ojos negros

de aquella cara iluminada y pálida?

Tus raíces están

En mi vida clavadas;

¡cada vez que te alejas, siento, rosa,

que se me parten las entrañas!

No me dejes dormido,

tan sólo con mi sueño; ablanda

mi corazón, del que me tira el tuyo,

amor, trayéndoselo. ¡Blanca

sea, cual tú, la pesadilla de mi vida,

luminosa, serena y aromada!


De POEMAS AGRESTES (1910-1911)


EL VIAJE DEFINITIVO

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros

cantando;

y se quedará mi huerto, con su verde árbol,

y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;

y tocarán, como esta tarde están tocando,

las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;

y el pueblo se hará nuevo cada año;

y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,

mi espíritu errará, nostáljico…

y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol

verde, sin pozo blanco,

sin cielo azul y plácido…

Y se quedarán los pájaros cantando.


De LA FRENTE PENSATIVA (1911-1912)


AMOR


No has muerto, no.

Renaces,

con las rosas, en cada primavera.

Como la vida, tienes

tus hojas secas;

tienes tu nieve, como

la vida…

Mas tu tierra,

amor, está sembrada

de profundas promesas,

que han de cumplirse aun en el mismo

olvido.

¡En vano es que no quieras!

La brisa dulce torna, un día, al alma;

un día dulce de estrellas,

bajas, amor, a los sentidos,

casto como la vez primera.

¡Pues eres puro, eres

eterno! A tu presencia,

vuelven por el azul, en blanco bando,

tiernas palomas que creímos muertas…

Abres la sola flor con nuevas hojas…

Doras la inmortal luz con lenguas nuevas…

¡Eres eterno, amor,

como la primavera!


De EL SILENCIO DE ORO (1911-1913)


Tarde última y serena,

corta como una vida,

fin de todo lo amado;

¡yo quiero ser eterno!

-Atravesando hojas,

el sol, ya cobre, viene

a herirme el corazón.

¡Yo quiero ser eterno!-

Belleza que yo he visto,

¡no te borres ya nunca!

Porque seas eterna,

¡yo quiero ser eterno!


De IDILIOS (1912-1913)


PUREZA NEGRA

Me puso sus dos ojos sobre

mis dos ojos. Y todo

lo vi ya negro… Las estrellas

enlutaron, con el jazmín de agosto,

en un fondo infinito de Sevilla,

Giraldas, con crespones alegóricos.

¡Sombra que encandilaste

mi corazón! ¡Serenos, negros ojos

que, en un tranquilo juego de osadías

y dulzuras, trocasteis el tesoro

mejor del mundo!

¡Ojos, lo puro

es ahora negro, por vosotros!


De SONETOS ESPIRITUALES (1914-1915)

OCTUBRE

Estaba echado yo en la tierra, enfrente

del infinito campo de Castilla,

que el otoño envolvía en la amarilla

dulzura de su claro sol poniente.


Lento, el arado, paralelamente

abría el haza oscura, y la sencilla

mano abierta dejaba la semilla

en su entraña partida honradamente.


Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,

pleno de su sentir alto y profundo,

al ancho surco del terruño tierno;

a ver si con romperlo y con sembrarlo,

la primavera le mostraba al mundo

el árbol puro del amor eterno.

·

Se entró mi corazón en esta nada,

como aquel pajarillo que, volando

de los niños, se entró, ciego y temblando,

en la sombría sala abandonada.


De cuando en cuando, intenta una escapada

a lo infinito, que lo está engañando

por su ilusión; duda, y se va, piando,

del vidrio a la mentira iluminada.


Pero tropieza contra el bajo cielo,

una vez y otra vez, y por la sala

deja pegada y rota, la cabeza…



En un rincón se cae, al fin, sin vuelo,

ahogándose de sangre, fría el ala,

palpitando de anhelo y de torpeza.



De DIARIO DE UN POETA RECIÉN CASADO (1916)


SOLEDAD

En ti estás todo, mar, y sin embargo,

¡qué sin ti estás, qué solo,

qué lejos, siempre, de ti mismo!

Abierto en mil heridas, cada instante,

cual mi frente,

tus olas van, como mis pensamientos,

y vienen, van y vienen,

besándose, apartándose,

en un eterno conocerse,

mar, y desconocerse.

Eres tú, y no lo sabes,

tu corazón te late, y no lo siente…

¡Qué plenitud de soledad, mar solo!

·

(BIRKENDENE, CALDWELL,

20 de febrero)

Te deshojé, como una rosa,

para verte tu alma,

y no la vi.

Mas todo en torno

-horizontes de tierras y de mares-,

todo, hasta el infinito,

se colmó de una esencia

inmensa y viva.

·

(19 de junio)

No sé si el mar es, hoy

-adornado su azul de innumerables

espumas-,

mi corazón; si mi corazón, hoy

-adornada su grana de incontables

espumas-,

es el mar.

Entran, salen

uno de otro, plenos e infinitos,

como dos todos únicos.

A veces, me ahoga el mar el corazón,

hasta los cielos mismos.

Mi corazón ahoga el mar, a veces,

hasta los mismos cielos.

·

(MADRID,

3 de octubre)

Ahora parecerás ¡oh mar lejano!

a los que por ti vayan,

viendo tus encendidas hojas secas,

al norte, al sur, al este o al oeste;

ahora parecerás ¡oh mar distante!

mar; ahora que yo te estoy creando

con mi recuerdo vasto y vehemente.

De ETERNIDADES (1916-1917)

¡Intelijencia, dame

el nombre exacto de las cosas!

… Que mi palabra sea

la cosa misma

creada por mi alma nuevamente.

Que por mí vayan todos

los que no las conocen, a las cosas;

que por mí vayan todos

los que ya las olvidan, a las cosas;

que por mí vayan todos

los mismos que las aman, a las cosas…

¡Intelijencia, dame

el nombre exacto, y tuyo,

y suyo, y mío, de las cosas!

·

Tira la piedra de hoy,

olvida y duerme. Si es luz,

mañana la encontrarás,

ante la aurora, hecha sol.

·

Vino, primero pura,

vestida de inocencia;

y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo

de no sé qué ropajes;

y la fui odiando, sin saberlo.

Llegó a ser una reina,

fastuosa de tesoros…

¡Qué iracundia de yel y sinsentido!

…Mas se fue desnudando.

Y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica

de su inocencia antigua.

Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica,

y apareció desnuda toda…

¡Oh pasión de mi vida, poesía

desnuda, mía para siempre!

·

Te conocí, porque al mirar la huella

de tu pie en el sendero,

me dolió el corazón que me pisaste.

Corrí loco; busqué por todo el día;

como un perro sin amo.

… ¡Te habías ido ya! Y tu pie pisaba

mi corazón, en un huir sin término,

cual si él fuera el camino

que te llevaba para siempre…

·

Ante mí estás, sí.

Mas me olvido de ti

pensando en ti.

·

Sólo lo hiciste un momento;

mas quedaste, como en piedra,

haciéndolo para siempre.

·

Yo no soy yo.

Soy este

Que va a mi lado sin yo verlo;

que, a veces, voy a ver,

y que, a veces, olvido.

El que calla, sereno, cuando hablo,

el que perdona, dulce, cuando odio,

el que pasea por donde no estoy,

el que quedará en pie cuando yo muera.

·

No robes

a tu soledad pura

tu ser callado y firme.

Evita el necesario

esplicarte a ti mismo

contra los casi todos.

Solamente tú solo llenarás

enteramente el mundo.

De PIEDRA Y CIELO (1917-1918)

¡No le toques ya más,

que así es la rosa!

·

Mariposa de luz,

la belleza se va cuando yo llego

a su rosa.

Corro, ciego, tras ella…

La medio cojo aquí y allá…

¡Sólo queda en mi mano

la forma de su huída!

De BELLEZA (1917-1923)

¿Dónde está la palabra, corazón,

que embellezca de amor al mundo feo;

que le dé para siempre –y sólo ya-

fortaleza de niño

y defensa de rosa?

De LA ESTACIÓN TOTAL (1923-1936)

ES MI ALMA

No sois vosotras, ricas aguas

de oro las que corréis

por el helecho, es mi alma.

No sois vosotras, frescas alas

libres las que os abrís

al iris verde, es mi alma.

No sois vosotras, dulces ramas

rojas las que os mecéis

al viento lento, es mi alma.

No sois vosotras, claras, altas

voces las que os pasáis

del sol que cae, es mi alma.

LUZ TÚ

Luz vertical,

luz tú;

alta luz tú,

luz oro;

luz vibrante,

luz tú.

Y yo la negra, ciega, sorda, muda sombra horizontal.

De EN EL OTRO COSTADO (1936-1942)

EN ESA LUZ

y en esa luz estás tú;

pero no sé dónde estás,

no sé dónde está esa luz.

De DIOS DESEADO Y DESEANTE (1948-1949)

EL CORAZÓN DE TODO EL CUERPO

Yo fui y vine contigo, dios, entre aquella pleamar unánime de manos, el olear unánime de brazos; brazos, manos, las ramas del tronco, con raíz de venas, del corazón de todo el cuerpo, que tú recojes en tu tierra; y todo en llama, en sombra, en luz, también en frío; en verde y pardo, en blanco y negro; en oler, en mirar, en saber, en tocar y en oír de tantas rayas confundidas.

En gozar de cien rayas confundidas, yo fui y vine contigo, dios, contigo.

Bibliografía:

Antología poética (Selección, introducción y notas, Carmen Jiménez y Eduardo Márquez). Barcelona, Planeta, 1988.

Segunda antología poética (Edición de Javier Blasco). Madrid, Espasa Calpe, 1989.

Internet: http://www.poesia-inter.net/indexjrj.htm

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1868